El pasado domingo, con mapa y brújula en mano, nos dirigimos hacia el mas de Noguera, situado a unos kilómetros al norte de Caudiel. Para acceder a él se debe de coger la CV-195 dirección Montán-Montanejos y desviarnos a la izquierda por un camino que pone Mas de Noguera. Se puede acceder en vehículo.
Nuestro objetivo: La Cueva de la Cerdaña, en término municipal de Pina de Montalgrao.
El Mas ha sido reconstruido y ampliado con fines turísticos. En sus inmediaciones podemos observar desde hortalizas hasta todo tipo de animales "típicos de granja". Una experiencia más para los urbanitas poco acostumbrados a estas labores y una buena forma de poner en contacto a la gente joven con el campo y la naturaleza.
A partir de aquí comenzó nuestra aventura.
Una vez cruzadas las instalaciones fuimos por un sendero de tierra durante una hora aproximadamente. Al principio del recorrido podíamos elegir entre ir por un camino que se dirige hacia el Mas del Baile o seguir por el sendero, nos decantamos finalmete por la última opción. Teníamos información sobre una señalización que marcaba la dirección de la cueva a unos 100 metros al norte del Mas de Noguera, pero al no localizarla no tuvimos más remedio que continuar por el sendero de tierra pensando que sería el camino correcto.
Durante el trayecto se pueden observar formas caprichosas en el relieve. La erosión nos ha dejado bonitas formas en las piedras.
La zona está "plagada" de antiguas edificaciones. Algunas de orígenes incluso íberos. Otras son antiguas instalaciones abandonadas como consecuencia del abandono de las tierras agrarias y el despoblamiento de estas zonas de interior.
Después de caminar durante una hora como hemos comentado antes, una confusa señal pone más dudas todavía al recorrido escogido. ¿Era el camino que estábamos realizando el correcto para llegar a la cova?
Una vez más (no es ni mucho menos la primera ocasión en la que no podemos seguir por la mala señalización en nuestras comarcas) nos encontrábamos con problemas para continuar. Parte de la señalización GR yacía en el suelo. La escasa inversión nos vencía la batalla.
No quisimos darnos por vencidos y nos pusimos a estudiar con detenimiento cada rincón y cada topónimo del mapa, tratando de encontrar una solución que no nos hiciera volver con las manos vacías a casa.
Fuimos por el sendero que llevaba al Mas del Baile, sabiendo en el fondo que no nos conduciría a ninguna parte, por lo que lo abandonamos al poco tiempo. Desde ahí teníamos unas buenas vistas del Mas de Noguera, muy cercano a nosotros. Nos sentamos en el suelo durante unos minutos y decidimos que era hora de marcharse.
En ese momento vimos como dos señoras subían por una pequeña pendiente junto al camino que salía del Mas de Noguera, a unos 100 metros al norte del mismo. Se acercaron a un pequeño huerto a recoger almendras.
Entonces pensamos, un poco a la desesperada, que tal vez ese camino conducía a la cueva, camino que nos había pasado completamente desapercibido horas antes (está señalizado con una marca de pintura aunque no está muy a la vista).
Después de subir una fuerte pendiente y caminar unos minutos más por un sendero que se interrumpía por culpa de un camino de tierra que se había construido no hace mucho, encontramos una señal de esperanza.
Íbamos por el GR y la dirección ahora era la correcta. Las típicas marcas pintadas en rocas o árboles que señalan el camino eran buenas en general, aunque en algunos trayectos se echaba en falta que hubiera más ya que se hacía confuso el camino y se podía confundir con otros.
El tendido eléctrico había sido sustituido por uno nuevo no hace mucho.
Para encontrar el viejo tendido no había que seguir guijarros blancos como en el cuento de Pulgarcito, sino trozos de cristal.
La vegetación dominante en la zona eran los pinos, el romero y las aliagas, que dificultaban un poco el camino.
El agua había labrado en la montaña algunas cavidades que comenzaban a dejarse ver.
Justo al lado de esta pequeña cavidad, se encuentra la Cueva de la Cerdaña, aunque eso nosotros ni lo sabíamos ni lo vimos.
Después de pasar por esta zona, estuvimos caminando unas pocas horas más hasta que dimos la vuelta ya que comenzaba a hacerse tarde. Si bien habíamos visto algunas cavidades, no había señales de la Cerdaña.
Al regresar las cabras montesas se iban dejando ver y los aerogeneradores, también.
Pasando de nuevo por la zona de la pequeña cueva de la fotografía de antes, vimos un pequeño cartel unos metros más hacia arriba del camino que no habíamos visto a la ida. Estaba deteriorado y no ponía nada que se pudiera leer, pero al acercanos vimos que estaba junto a una entrada con vistas al interior de la montaña. La habíamos encontrado.
La cueva está situada a unos 1.170 metros sobre el nivel del mar. La entrada está situada a unos 7 metros a la izquierda de la "ventana" en la que podemos observar la cueva por dentro, pero no entrar ya que hay una pared vertical de varios metros que nos lo impide. Está bastante escondida por vegetación y hay que entrar con algo de cuidado porque está todo mojado y con un continuo goteo de agua desde las paredes y partes superiores.
Este paisaje kárstico (el agua en contacto con la roca caliza la diluye formando cavidades, cavernas, ponors, dolinas...) es de los más espectaculares que encontramos en nuestras comarcas.
Las estalacticas, las estalagmitas y los arcos son la nota común de esta espectacular cueva.
La columna estalagmítica de la zona central de la primera sala mide casi 10 metros.
Como comenta J. Querada (1985) desde la sala principal se desciende hasta pasadizos inferiores cada vez más húmedos y a donde no alcanza la luz del sol.
Estalacticas, estalagmitas y arcos forman un impresionante conjunto kárstico en el que profundos pozos y largos conductos desembocan en un lago cuyo acceso sólo es posible con grandes medios espeleológicos.